La RESERVA PAISAJISTICA NOR YAUYOS COCHAS es un maravilloso paraíso que nos da más de lo que uno puede ofrecer. Lo puedo llamar mi segundo hogar después de vivir experiencias enriquecedoras y maravillosas.
Esta aventura empezó el 8 de enero de 2015. Se me destinó el puesto de control ubicado San Juan de Pachacayo con tres compañeras voluntarias. Quién iba a pensar que todo ese recorrido en la camioneta de la Reserva me llevaría a un sector donde aprendería tanto de los guardaparques como de los comuneros residentes en Canchayllo.
La presentación con los guardaparques, luego de llegar al puesto, fue formal. Sentí un poco de desconfianza porque el lugar era nuevo para nosotros y, además, porque tenía que convivir con personas que no conocía. El tiempo remedió esa desconfianza, ya que durante mi estadía se volvieron mis amigos hasta convertirnos en una segunda familia.
Viví días buenos y malos como pasa en todas las familias: días de risas, días con caras largas, días maravillosos, etc. Éramos una verdadera familia.
Cómo olvidar el primer patrullaje que realicé junto a José Ruiz, el jefe del puesto que se encuentra ubicado en Canchayllo. La actividad consistió en realizar el censo de aves en la laguna Pariona. Fue un 10 de enero. Aquel día me di cuenta de cuál era el trabajo de los guardaparques. Durante todo el patrullaje recibía las indicaciones de cómo se realizaba el censo. Todo iba bien, hasta que empezó a llover justo cuando estábamos a punto de llegar a la laguna. Esa dificultad nos impidió que cumpliéramos con la actividad programada. Así fue mi primer patrullaje.
Los patrullajes continuaron, ya que después me asignaron ir a los rodales de puyas. En esa oportunidad todos los voluntarios acompañamos a los guardaparques José Ruiz y Diego Guevara. ¿Saben?, si esos rodales hablaran nos podrían contar tantas cosas, ya que muchas tiene más de 100 años, pero también hay puyas que recién están empezando a crecer.
Hubo algo que me llamó la atención en aquel patrullaje. El rodal de puya se encuentra al margen derecha del rio Jaramallo, pero al otro lado del rio presencié una puya solitaria. Esta puya se encuentra acompañada por diferentes tipos de pastos, entre los cuales pude distinguir el chilhuar. Al pasar los días regresé al rodal para ver aquella puya. Me quedé varios minutos observando el rodal de puya junto a aquella solitaria. Esto tiene una explicación, ya que las puyas arrojan sus semillas al florecer. Las corrientes de aire debieron llevarla a ese punto solitario, lejos de sus amigas. Puede que parezca algo loco, pero conversé con ella. Le pregunté si le gustaría estar junta a las demás puyas que están frente al rio o si le gusta esa soledad.
Continuaron asignándonos más salidas durante el transcurso, pero siempre pensando en el trabajo que venía hacer a la reserva: “el producto”, el cual fue realizar el diagnóstico ganadero de cuatro sectores de Canchayllo, los anexos de Yanaututo, Pumapanca, Rocroa y la Granja Comunal.
Empecé con Yanaututo junto al guardaparque Diego Guevara. Nos instalamos en el anexo por dos días. El primer día recorrimos casi todo el perímetro del anexo. Ese día caminamos hasta las 4: 30 pm con granizo y lluvia incluida, el cual fue bien fuerte, pero estos son percances que siempre pasan en campo. El tiempo siempre es variable. Nuestro alimento solo fue cancha, agua y un “cua cua” que partimos por la mitad. Bueno, así se empezó a realizar el trabajo, luego continuamos con los demás sectores.
Doy gracias a Dios por haberme dejado vivir esta bonita experiencia, conocer a los guardaparques del puesto de control de San Juan de Pachacayo y a los comuneros de Canchayllo, quienes me hicieron pasar una estadía placentera. Todos ellos me hicieron sentir como en casa.
Creo que si sigo contando me tomaría horas para narrar todo lo que viví durante estos tres cortos meses, pero no puedo dejar de mencionar mi experiencia en el monitoreo y censo de vicuñas que se realizó en la comunidad de Chacapalpa. Lo realicé junto al guardaparque Diego Guevara, con quien presencie el nacimiento de una vicuña. Nos quedamos observando el comportamiento de las vicuñas y grupos familiares en ese punto cerda de 15 minutos. Terminamos todo el Trayecto establecido a las 5:00pm, y por supuesto, de ahí teníamos que volver. Durante el regreso nos atrapó la noche, por ello caminamos a oscuras durante un tiempo hasta que llegamos a la carretera. Lamentablemente se nos vino otro inconveniente: No podíamos ver donde habíamos dejado la moto. No se veía nada, todo estaba oscuro, pero encontramos la moto con la ayuda del GPS. Llegamos al puesto a las diez de la noche con mucho frio. Luego vinieron reuniones y presentaciones que se llevaron a cabo en la comunidad y sus anexos.
Solo me queda decir: Gracias RESERVA PAISAJISTICA NOR YAUYOS COCHAS por haberme dado la oportunidad de vivir tantas experiencias en este corto tiempo que duro mi voluntariado. ¡GRACIAS!