“El trabajo del Guardaparque tiene riesgos, complicaciones; es tomar retos, es un aprendizaje constante.”
El guardaparque es el protector de la vida salvaje y la variedad de la flora que nos brinda la hermosa Reserva Paisajística Nor Yauyos cochas. El día a día del guardaparque transcurre entre controles y vigilancias que se realizan mediante patrullajes e información desde los puestos de control de la reserva.
JOSÉ RUIZ PALOMARES es guardaparque, es un protector de la RPNYC, quien decidió ser parte de esta labor hace seis años. Durante ese tiempo ha estado en los cinco puestos de control que hay en toda la reserva: Puesto de vigilancia de Pachacayo, Tanta, Huancaya, Tinco Alis y Tinco Yauricocha.
La labor de José, como el de todo guardaparque, es la conservación y cuidado de los recursos naturales en el ámbito de la RPNYC. El aprendizaje del guardaparque se complementa con el contacto que se tiene con las personas de la comunidad.
La vida del guardaparque en la reserva era todo reto que se tenía que afrontar, pues existían muchas dificultades. José Ruiz vivió carencias en sus inicios, ya que las provisiones diarias eran mínimas, las cuales tuvo que enfrentar junto a su jefe de aquel entonces, Marco Arenas, quien distribuía precavidamente el sustento para el día del guardaparque. Actualmente, esas carencias fueron completamente cubiertas por la jefatura del área, el cual dota mensualmente de suministros a todas las bases de control.
Como jefe de un puesto de vigilancia, José tiene que trabajar en equipo, escuchar a los compañeros y atender sus pedidos. El jefe debe darse tiempo para el diálogo constante con su equipo de trabajo, ya que así complementa las ideas que surgen en favor del área natural protegida. “No es necesario salir de estas hermosas comunidades para cumplir todas las metas deseadas, ya que todos los recursos que se tienen aquí son suficientes. Lo que se necesita es que sea valorado, conocido y conservado para luego usarlo sosteniblemente a la próxima generación”, son las palabras del guardaparque José, quien cree fervientemente en el potencial de la reserva.
El trabajo del Guardaparque tiene riesgos, complicaciones; es tomar retos, caminar, es perderse, es un aprendizaje constante y un sin fin de retos. El constante riesgo al que se exponen es para aprender a medir sus propios límites, es la entrega que dan para la conservación y es lo que los gratifica por el bien de la RPNYC.
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