marzo 16, 2013

Reserva Paisajística Nor Yauyos Cochas: Una ruta mágica

Reportaje del Diario Oficial El Peruano

Los que visitan la Reserva Paisajística Nor Yauyos Cochas salen muditos. Ya sea porque no pueden explicar en palabras las maravillas vividas o porque no saben por dónde empezar a “soltar” todo lo vivido.

Este lugar pareciera tenerlo todo: historia, pues en su interior es posible apreciar vestigios del maravilloso camino inca, fuera de los 40 sitios arqueológicos que demuestran una ocupación plena e ininterrumpida de su terriotiro; naturaleza, expresada en sus maravillosas lagunas, riachuelos, punas, flora y fauna y misticismo, al tener al Pariacaca, gran deidad en tiempos prehispánicos, como nevado tutelar.

Y por si esto fuera poco, también marca la diferencia al estar habitada por algunas comunidades campesinas, cuya sabiduría les permite convivir de manera sostenible y amigable con todo lo que la naturaleza ha puesto en ese lugar.

Ubicada entre los departamentos de Lima y Junín, la reserva conserva en su interior un conjunto paisajístico de gran singularidad que es gestionado por el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SERNANP), organismo técnico especializado adscrito al Ministerio del Ambiente.

Tiene dos regiones muy marcadas: la cuenca alta del río Cañete en Lima, y la del río Cochas Pachacayo en Junín. Ambas están adornadas por picos nevados, lagunas, humedales, cascadas, rodales de puya, antiguos poblados, campiñas milenarias, y demás obras maestras de la naturaleza.

POBLACIONES LOCALES

En la reserva se preservan hasta hoy unos 50 kilómetros de camino inca, 15 de ellos bajo la mirada del hermoso nevado Pariacaca, que con sus dos magníficas cumbres era una de las deidades más importantes del Tahuantinsuyo.

Las poblaciones locales ancestralmente lo han considerado su dios tutelar, le rinden culto realizando ceremonias de pago a la Pachamama, que son una riqueza más de la reserva.

Abarca vertientes montañosas empinadas y escarpadas, importantes sistemas de lagunas, así como una gran cantidad de manantiales, que no se han visto “contaminadas” con especies exóticas: en su interior madan como reyes bagres, chalguas y ranas.

Además de bellas y prístin as, son un bálsamo para los ojos cansados de los hombres y mujeres que vienen de la ciudad.

El paisaje está poblado de queñuales, bosques de colle, de Llocque, de Karkac y de su puyas Raimondi, las cuales albergan importante biodiversidad asoaciada.

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