abril 22, 2010

La Defensoría del Pueblo visita el distrito de Tanta, parte de la Reserva Paisajística Nor Yauyos Cochas, realiza sus observaciones.

En los últimos años, especialmente en Lima, la palabra Tanta se ha hecho muy conocida. En parte, porque es el nombre de un restaurante exitoso, liderado por el reconocido chef Gastón Acurio, que ofrece deliciosos platos. Tanta, una palabra quechua que significa pan, es además un distrito muy pobre y olvidado de la sierra de Lima, en Yauyos. Muy pocos lo conocen pero ahí está: lejano, desconectado y golpeado por el terrorismo, como Huancavelica, Apurímac o Ayacucho. Pese a ello, sus pobladores sueñan con el progreso. “Mi hija estudia en la Universidad de Huancayo” dice, con orgullo y esperanza, la señora Marta Isla de Peña.

Hasta Tanta llegó la semana pasada un equipo profesional de la Oficina Defensorial de Lima Sur que realizó un viaje itinerante por cinco distritos del norte de Yauyos. El viaje, como lo indica la doctora Beatriz Merino, a propósito de las lecciones de Islay, buscaba acercarnos a las personas, a sus realidades locales, supervisar el cumplimiento de las responsabilidades de las autoridades y prevenir conflictos sociales.

En este lugar encontramos a la Institución Educativa N° 20733 inundada e inhabitable debido a la construcción de una represa por la Compañía Eléctrica El Platanal S.A. (Celepsa). Para reparar el daño, la referida empresa viene construyendo una nueva infraestructura pero los pobladores han expresado su malestar por la demora en la conclusión de la obra. Al respecto, la Defensoría del Pueblo constató que parte de la construcción de esta escuela la viene ejecutando la Municipalidad Distrital de Tanta sobre terrenos con fuertes filtraciones, por lo que se ha iniciado una investigación. Se solicitará la inspección de Defensa Civil y se planteará el caso ante la Unidad de Gestión Educativa de la zona.

Además, las autoridades municipales y comunales informaron, con preocupación, que durante el primer trimestre de este año la represa de Tanta habría comenzado a funcionar ocasionando la muerte de truchas y afectando la precaria economía familiar de sus habitantes. Para paliar en algo esta situación, Celepsa se había comprometido a entregar alevinos de trucha, pero hasta la fecha solo se ha entregado una parte de ellos. Actualmente, la comunidad campesina de Tanta viene discutiendo la posibilidad de construir una planta de procesamiento de trucha, lo que les permitiría producir trucha enlatada para distribuirla tanto en el mercado interno como externo y, porque no, incluir un nuevo plato a base de este pescado en la carta del Tanta.

Por otro lado, según indicaron los pobladores, el proyecto empresarial de Celepsa ha ocasionado también cambios en el clima. En Tanta, ubicada a 4200 metros sobre el nivel del mar, ahora hace más frío. Esta situación ha creado nuevas necesidades: hace falta mejorar la alimentación de los pobladores y abastecer adecuadamente la farmacia del puesto de salud.

Como podemos apreciar, Lima no es solo la capital, hay zonas que necesitan fortalecer la presencia del Estado y promover permanentemente espacios de diálogo y concertación entre autoridades, ciudadanos y empresarios. En un contexto de confianza será posible desplegar creativamente estrategias de superación de la pobreza y ejercicio pleno de nuestros derechos.

Autor: Percy Tapia Vargas
Jefe de la Oficina Defensorial de Lima Sur


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